Con el cansancio acumulado y la experiencia vivida nos despedimos entre una buena ristra de besos y abrazos, y de más abrazos y más besos (también alguna lagrimilla. Pero sólo alguna, eh?). Cierto que nada es eterno, pero nos quedan la experiencia y los recuerdos que son los que nos ayudan a crecer.
La última publicación de este blog no puede ser más que de agradecimiento a todas las personas que han hecho posible nuestra feliz estancia en tierras asturianas. Sepan que las vivencias de nuestro alumnado las llevarán en sus mochilas por mucho tiempo y, en algunos casos, probablemente sean únicas.
Por todo ello, creemos hablar en nombre de nuestro alumnado si recordamos a Julio (padre padrone de todo el cotarro), Cristina (guía insustituible en el proceloso mundo de los complementos de entretenimiento. Je, je, ho.), Marta y Begoña (infatigables musas de nuestros divertimentos), Javier (alma de nuestros estómagos), Federico (velador de nuestros "inocentes sueños"), Begoña y Félix (compañeras de fatigas en la mina), Pepe (transportador de las "cándidas" almas de Setenil) y, por supuesto, a les vaques de Catalino y su huerto de ricas berzas (explotado a medias con Cristina. Jo, jo,jo,ho).
A todas y a todos, mil gracias y un fuerte abrazo. Hasta siempre.
Julio y Antonio